Los factores que contribuyen
al retorno de sangre venosa y linfa se basan en el hecho de que tanto venas
como linfáticos están provistos de múltiples válvulas, las cuales solo permiten
la corriente en el sentido centrípeto con respecto al corazón. Por consiguiente,
todo lo que aplique presión intermitente desde fuera a un segmento de vena o linfático, funciona
como una válvula para impulsar el líquido hacia el corazón. La actividad
musculas aplica precisamente presión sobre venas y linfáticos adyacentes, con
lo que se impulsa el líquido contenido en cada segmento. Como las válvulas
impiden el retroceso, el contenido avanza. La hinchazón de las patas de los
caballos encerrados varios días en los establos tiene su origen en la falta de
actividad impulsadora de la pared a la almohadilla que se encuentra rodeada por
la herradura.
Incluso la pulsación de una
arteria puede favorecer el movimiento de la sangre y linfa de los tejidos, por
la presión intermitente con tras venas y linfáticos próximo.
La contracción del diafragma
durante la respiración ayuda al avance de la sangre y la linfa de dos maneras.
Primero aumenta la presión negativa, o aspiración, en el tórax, por lo que
lleva aire a los pulmones, aspira sangre en las aurículas y venas cavas e
impulsa linfa de la cisterna magna al conducto torácico.
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